Este martes volvimos a reunirnos en nuestro Diván de las palabras para intercambiar impresiones sobre uno de los grandes clásicos de la literatura policíaca de todos los tiempos, que ha servido de inspiración para otros libros, series y películas, basados o inspirados de forma más fiel o más libre en la idea genial de la que parte: Diez negritos de la británica Agatha Christie.
Además, tuvimos el placer de reencontrar a Miriam Sanz, nuestra anterior coordinadora, y de recibir a nuestro orientador, Miguel Parra, que aportó un interesantísimo punto de vista como profesional de la Psicología sobre uno de los temas con los que juega la novela: la culpa, que atenaza en mayor o menor medida y de forma diferente a cada uno de los personajes. De hecho, él nos explicó que a grandes rasgos, existen dos grandes tipos de sentimiento de culpa: el egosintónico, que es el de aquellos que son conscientes de haber hecho algo malo pero que consideran que han actuado de acuerdo con su esquema de valores personal (el ejemplo más claro sería Emily Brent, con su rigidez moral y su intransigencia religiosa, en la que se enmarca su crueldad con su víctima), y el egodistónico, la de aquellos que han obrado en contra de ese sistema de valoraciones personal, y por tanto, la culpa les genera un conflicto mayor y más tormentoso (el tipo de culpa que podemos encontrar en Vera, que llega a rozar el suicidio).
A pesar de que algunos nos declaramos abiertamente no demasiado aficionados al género policíaco, todos reconocimos lo ingenioso (sobre todo para la época) del planteamiento de la novela, la habilidad en el manejo de la intriga y el juego con el lector (aunque aquí la autora haya hecho alguna "trampa"). Y, a pesar de que el paso del tiempo no ha sido en vano y todos hemos estado en contacto con versiones más audaces y logradas de este tipo de argumentos, sí reconocimos como innegable el mérito que tiene como lectura entretenida y en algún momento sorprendente, lo bien construida que está a partir de la letra de esa macabra nana infantil que narra la muerte de diez negritos (que tienen, una por una, su correlato en la trama de la novela) y que , desde luego, consigue lo que se propone, ni más ni menos, sin pretender ni profundizar en nada más.
Por otra parte, sí contábamos con alguna lectora entusiasta (el género policíaco en general y Agatha Christie en particular no admite medias tintas: o no interesa o causa furor) que conocía muy bien toda la obra de la Christie, y nos explicó que en todas sus novelas aparece una crítica, muchas veces por la vía del humor, a la sociedad británica (su mentalidad característica, su clasismo, su rigidez...), pero que en otras novelas se hace a través de detectives tan carismáticos como Mrs. Marple o Hercules Poirot. Y es precisamente la figura de un detective la que falta en la novela.
Como Lola (nuestra entusiasta e infatigable coordinadora) nos había preparado una maravillosa presentación sobre los distintos personajes, cuyo orden de muerte en la novela es inversamente proporcional a la gravedad de su crimen y su culpa, pudimos ir comentándolos uno por uno, porque son todos muy distintos y reflejan distintos aspectos del "mal", que puede surgir por diferentes motivaciones: desde el descuido alocado del joven "descerebrado" que mata a dos niños en un trágico exceso de velocidad, o el cirujano que opera borracho a una paciente, a la crueldad de la mujer que repudia a su criada embarazada, a los celos del marido que busca un puesto peligroso para el amante de su mujer o a la taimada institutriz que arroja a la muerte al niño que considera obstáculo para su felicidad con el hombre al que ama.... Y sobre ellos, la figura de ese criminal vengador, que quiere hacer justicia allí donde la Justicia formal no ha podido hacerla (figura, por cierto, que yo también he visto en muchas otras historias y películas, en otros contextos y otros ambientes... "No habrá paz para los malvados", por ejemplo). Aquí los tenéis:
También comentamos algún incidente escabroso de la vida de la autora, que desapareció un tiempo de forma inexplicable e inexplicada tras conocer una infidelidad de su marido, y, por si todo esto fuera poco, disfrutamos de la espectacular banda sonora y las imágenes de una de las últimas recreaciones televisivas de la novela (también gracias a Lola.... ¡no se puede pedir más!). Aquí tenéis la canción. La serie, según nos aseguró, merece mucho la pena. Desde luego, la ambientación y la caracterízación de los personajes está indudablemente muy lograda:
Así que ya veis: otra fantástica sesión de nuestro Diván que nos dejó un maravilloso sabor de boca y muchas ganas de seguir leyendo y volver a reunirnos para comentarlo... Y así será, concretamente, el martes 21 de marzo, cuando comentaremos otro gran clásico, esta vez del realismo francés del XIX: la Eugenia Grandet de Honoré de Balzac.
Y como la reunión fue tan rica, y me he dejado muuuchas cosas en el tintero, ahí tenéis los comentarios para que las recordéis y añadáis todo lo que queráis. Muchas gracias por estas veladas... ¡y hasta la próxima!
Novela de género negro, breve pero intensa, te atrapa de principio a fin, imposible dejar de leer. La escritora nos presenta a los personajes a grandes rasgos, rápidamente, sin profundizar, sin embargo, es suficiente, los define perfectamente, en las primeras páginas ya están en tu imaginación.
ResponderEliminarLa trama no tarda en aparecer, diez personajes atrapados en una lujosa mansión descubren el motivo por el que están allí. A partir de ese momento veremos las reacciones de cada uno de ellos, como se enfrentan a su caso particular, como necesitan estar unidos, como desconfían los unos de los otros, como sus instintos de supervivencia afloran, como en la intimidad de su habitación su conciencia los tortura, los desquicia, los consume. En unos casos la muerte la desean, es liberadora. En otros casos lucharán por encontrar una solución lógica, pero no la encontrarán.
Atrapados en un lugar en el que, si intentan huir morirán, la maravillosa isla es una trampa, no pueden escapar, y si se quedan dentro también morirán.
Esta situación me recuerda a la que vivían los personajes de “Ensayo sobre la ceguera” de José Saramago, cuatro tertulias atrás. Los personajes no pueden salir del edificio están rodeados por militares armados y salir hasta la puerta de la cerca supone morir, quedarse dentro les supone luchar contra el horror.
“Había cinco enemigos encadenados por el instinto de conservación; no había en su trato violencias ni cortesía. Bruscamente, todos bajaron al último escalón de la humanidad y pusiéronse al nivel de las bestias.” -Diez negritos-
Creo que Agatha Christie es genial en las partes que un importante número de personajes actúan, como en los improvisados juicios que organiza el juez, en los que vamos viendo lo que dicen los protagonistas, lo que piensan cada uno de los demás, y lo que sienten y sufren ellos mismos.
Aunque esto está también muy dicho es genial que el guion de las muertes sea la “Horrible” canción de cuna y el pánico que sienten los personajes cuando descubren esto.
Descubrir el género negro con ésta novela también es genial y la tertulia que hemos disfrutado mucho más.
Añadir al comentario anterior que tal como decian algun@s de mis compañer@s de tertulia,la novela se disfruta y se entiende mucho mejor si tienes en cuenta el momento histórico en el que se desarrolla la acción, el poder del Imperio Británico en medio mundo, los rasgos de personalidad más característicos de los ingleses...
ResponderEliminarAsí, entiendes por qué los personajes piensan y actuan de de la forma que lo hacen.