"La vida ante sí" de Émile Ajar, en "El Diván"

 Romain Gary o Émile Ajar:

"Escritor, director y diplomático francés de origen lituano.

Piloto durante la segunda guerra mundial, Gary ocupó posteriormente varios puestos dedicados a la representación de Francia en el extranjero.

Bajo el seudónimo de Émile Ajar ganó en 1975 el Premio Goncourt por La vida ante sí, algo que no se conoció hasta después de su suicidio en 1980." (Lecturalia)

Esta novela breve (220pag.), es inmensa por los numerosos temas que aborda, por su prosa agridulce que a nadie deja indiferente pasando del llanto a la sonrisa en un mismo párrafo.

Momo es el protagonista de la novela, nos cuenta desde su mirada infantil la vida que le ha tocado vivir en un suburbio del inframundo de Paris con unos compañeros de viaje a cuál más deprimido y olvidado por la sociedad.

En la escalera del edificio, escenario de la vida y la muerte, intentan convivir y sobrevivir varias culturas y religiones con abundancia de solidaridad, sonrisas y lágrimas.

Un libro de colores. Colores alegres de los sueños, de la fantasía que ayuda a Momo a vivir. Colores tristes de la realidad, del fin de la vida que el niño va a descubrir.

La muerte que, inevitablemente llega, se quiere dominar, Madame Rosa necesita “abortar de la vida”, exige brevedad en la transición del enorme peso de su vida a un final sereno, liviano, no quiere alargar su sufrimiento. Su gran familia, Momo, padece viendo con   horror el desgaste  demoledor de la enfermedad  en el  cuerpo y en la mente de Rosa, el muchacho la ayudará, la cuidará,  la verá a través de las lentes del cariño bella, la sentirá como la madre que no conoció..."le acariciaba la mano para animarla a volver y nunca la había querido tanto como ahora que era pocha y vieja y pronto no sería un ser humano."

Con ingenuidad, ironía, humor y ternura va desarrollándose esta historia con frases memorables en todo el texto y nos va mostrando que hay muchas tipos de familias, que no se puede vivir sin amor, que la vida no es cosa para todo el mundo, que la vida es hermosa y entre tanto hay que vivir, que la vida no huele, que Momo dejó de ignorar a la edad de tres o cuatro años y a veces lo echa de menos, que la ley está para proteger a la personas que tienen algo que proteger de los demás, que Momo nunca vio a un senegalés que pudiera ser mejor madre de familia que la señora Lola y es verdaderamente una lástima que la naturaleza no lo permitiera...

La tertulia ha sido muy gratificante, todos los participantes hemos disfrutado con la novela por lo que cuenta y como lo cuenta, por la riqueza de matices , por todo lo escrito anteriormente, que es sólo una parte del coloquio que hemos mantenido en ocasiones emocionante por tocar vivencias familiares personales. Por esto, porque falta mucho por decir de esta joya de novela, os invito a que participéis con comentarios de vuestra experiencia con esta lectura.