El pasado martes nos reunimos de nuevo algunos de los integrantes de nuestro Club de Lectura El Diván de las Palabras para intercambiar impresiones sobre todo un clásico de la novela francesa, y, para algunos, la mejor obra de su autor, Honoré de Balzac: Eugenia Grandet. Como tenemos la inmensa suerte de que contar entre nosotros con una estupenda profesora de francés, Beatriz Pascual, nos contó unas cuantas cosas muy interesantes sobre Balzac, su obra y su época.
Por ejemplo, nos explicó que en el momento en que salió a la luz Eugenia Grandet (1833), la novela supuso una gran novedad, porque aparecía justo tras el esplendor de la gran novela francesa, que se producía con el Romanticismo y su pasión por las grandes aventuras, las grandes historias escritas por autores como Alejandro Dumas (El conde de Montecristo, Los tres mosqueteros) o Víctor Hugo (Los miserables, Notre Dame de París), y frente a ellas, Balzac, que se enmarca en un nuevo movimiento literario (el Realismo) presentaba una novela sin grandes aventuras y donde la peripecia perdía importancia frente al reflejo de unos personajes y el retrato crítico -muy muy crítico- de la sociedad de la Restauración Borbónica que había sucedido a la Revolución y al imperialismo napoleónico.
También nos contó que Balzac era un escritor profesional, que escribía únicamente por dinero (de ahí el volumen de sus obras), al que le importaban muchísimo las ventas y que el título de "Comedia humana" en que englobó al mayoría de sus novelas (por contraposición a la "Divina Comedia" de Dante) era pura cuestión de markéting. De hecho, él venía de unos orígenes humildes y un entorno familiar complicado, y vio en la literatura una forma de ascender social y económicamente. Y este dato resulta especialmente curioso al afrontar una obra como Eugenia Grandet, en la que se hace una crítica feroz del materialismo casi atroz (o simplemente atroz, sin casi) por el que se mueven la mayoría de los personajes de la obra, y en medio de los cuales se sitúa la pobre protagonista, toda candor y amor desinteresado hasta el mismísimo final.
En general la novela gustó, y en algún caso gustó muchísimo. Todos coincidimos en señalar como uno de los aciertos el retrato de los personajes, como el padre avaro y miserable, que acumula dinero mientras vive como un pobre, imponiendo esa austeridad tacaña a toda su familia; un personaje avaro e interesado casi hasta la caricatura y cuyo amor al dinero está por encima, muy por encima, del amor a su hija o su mujer y del interés por su bienestar o su felicidad. Charles, el primo arruinado de Eugenia con el que esta vive una historia de amor rota por las circunstancias, aparece también como otro personaje que finalmente se mueve solamente por el interés y la mezquindad; y frente a ellos (y las dos familias pretendientes de la mano de la joven heredera) se situaría el candor de la protagonista, la fragilidad de su madre y la fidelidad inquebrantable y la fuerza de roble de Nanon, la criada, la única que permanecerá junto a ella y de verdad hasta el final.
La novela nos muestra a personajes con mucho dinero, pero que en realidad son pobres: el padre porque no disfruta de su dinero (con una mentalidad que algunos reconocimos en nuestro entorno cercano, el de nuestros abuelos que crecieron en la necesidad y que cuando ya no era necesario "no gastar" eran incapaces de quitarse el hábito), Eugenia porque no consigue lo que en realidad quiere, que es el amor, en ese mundo absolutamente materialista poblado por personajes movidos únicamente por el interés material.
Como todos los realistas, Balzac incluye muchas y muy detalladas descripciones de ambientes y personajes, y esto, que en otros autores puede resultar lento y pesado, aquí es otro de los aciertos que valoramos, porque consigue perfectamente que visualicemos los lugares y situaciones de los que habla. También gustó mucho la llaneza de su estilo (aunque algunas me temo que dimos con una traducción no muy acertada, que pecaba justo de lo contrario: de vocabulario extraño y difícil, pero seguramente por una cuestión de traducción), y comparándolo con otros realistas franceses como Flaubert, Balzac salía mejor parado. Además vimossemejanzas y diferencias con realistas españoles, sobre todo el gran maestro Galdós, cuyas obras son más amables y complejas, menos ásperas y menos casi caricaturescas que esta. Y ambos escritores, además (como casi todos los escritores de raigambre realista desde Cervantes) utilizan la técnica de incluir en su obra personajes, lugares, negocios reales que los lectores de la época reconocerían sin duda (y a los que Balzac, por ejemplo, aprovechaba para hacer publicidad... interesada, por supuesto), y hacer que un mismo personaje apareciera en distintas obras, produciendo así esa sensación de realidad que es el objetivo de los escritores del Realismo.
Aprovechamos también para intercambiar recomendaciones literarias que tendrán reflejo en próximas ediciones de nuestro Diván, que por el momento queda citado el martes 25 de abril para comentar La abadesa de Crewe, de Muriel Spark. Hasta entonces, y como siempre, tenéis los comentarios a vuestra disposición para que contéis y comentéis lo que os apetezca.
Muchas gracias por una velada tan agradable como enriquecedora, y hasta la próxima.
Magnifica novela de Balzac, no se puede escribir mejor. Destacaría dos partes, la primera mitad en la que nos presenta a los personajes, los define los conocemos minuciosamente, como son, qué sienten, y nos deleita con las maniobras, el juego, los intereses de los grupos sociales, relatado con ironía, esta parte resulta divertida; y la segunda parte en la que los acontecimientos se precipitan y el escritor va enumerando los sucesos de años en breves párrafos aquí la novela se torna menos agradable.
La novela trata de la avaricia, pecado capital que está por encima de todos los sentimientos, en esta obra. Son codiciosos todos los personajes que aparecen excepto las victimas que sufren esta pesada losa que son Eugénie, la señora Grandet y Nanon, parece un ensayo de la codicia. Según Erich Fromm” la avaricia es un pozo sin fondo que agota a la persona en un esfuerzo interminable de satisfacer la necesidad sin alcanzar nunca la satisfacción." Esto mismo les ocurre a los personajes nunca van a ser felices excepto en algún momento de ilusión pasajera.
La novela empieza como termina, con la misma escena en casa del señor Grandet, en la que están reunidos los Cruchot y los Grassins girando como buitres alrededor de la fortuna de Eugénie.
Este tema también lo han desarrollado otros escritores como Molière en su divertida obra de teatro ”El avaro”, inspirado a su vez por Plauto comediógrafo contemporáneo de Escipión y Anibal Barca, que tanto éxito tuvo en Roma.
En resumen, la lectura de Eugénie Grandet es muy recomendable, y lo mejor como siempre ha sido su tertulia en la que como ya ha dicho Teresa disfrutamos de la introducción de la obra con Beatriz que nos explicó el contexto social, el momento histórico y la biografía de Balzac y su grandísimo proyecto narrativo LA COMEDIA HUMANA.